¿Es útil un entrenador personal?
Cuando pensamos en un entrenador personal, a menudo pensamos en un militar retirado del servicio que grita y esclaviza a unos pobres incautos a los que les sobra el dinero.
Esta imagen no podría estar más anticuada. Un buen entrenador personal es un compañero, un guía, un gurú del deporte que pone todos sus años de experiencia en el mundo del fitness a tu servicio.
Entrenador Personal
Dependiendo de tu nivel de partida, tu entrenador diseñará un plan de entrenamiento u otro. Tus objetivos personales marcarán la agenda y la selección de los ejercicios.
Los entrenadores personales han demostrado ser muy útiles para todas aquellas personas que quieren hacer ejercicio pero no saben muy bien por dónde tirar. Van al gimnasio, participan en alguna clase colectiva, hacen algo de cinta de correr o de elíptica y regresan a casa con la sensación de haber hecho deporte pero sin una idea muy clara de a dónde van y qué están consiguiendo.
Un buen entrenador personal es un compañero, un guía, un gurú del deporte que pone todos sus años de experiencia en el mundo del fitness a tu servicio.
Al cabo del tiempo, como apenas avanzan en la consecución de sus objetivos, se desmotivan y terminan abandonando porque llega un día, siempre llega, en que la satisfacción de estar haciendo deporte “porque es bueno para la salud” no es suficiente para animarte a coger la bolsa y salir a la calle.
En el fitness la eficacia no es cuestión de horas sino de conocimiento. Casi siempre no se trata tanto de la cantidad de horas que pasas en el gimnasio haciendo ejercicio como del tipo de ejercicio que haces y con qué intensidad. Ahí es donde entra la figura de este profesional deportivo: sabe qué tiene que hacer quién para conseguir qué cosa.
El mundo del fitness es muy amplio.
Hay personas que saben siempre qué tienen que hacer para lograr sus objetivos y están muy determinadas a conseguirlo, otras que van por rachas, y otras que no saben nunca cómo hacer los ejercicios que necesitan para conseguir lo que quieren.
Las tres tienen algo en común: pueden beneficiarse de la experiencia de un entrenador personal. Incluso los adictos al gimnasio que parecen tenerlo todo bajo control podrían usar la experiencia de estos profesionales del deporte para incrementar la eficacia de sus entrenamientos.
El programa de ejercicios que necesitaría un novato iría orientado a ganar capacidad pulmonar y resistencia, despertar los músculos sin lesionarlos y empezar a coger forma física. La supervisión de un entrenador personal permite que, a menudo que vayas superando etapas, la dificultad de los ejercicios vaya subiendo. De este modo, nunca te quedarás estancado.
Para un usuario con experiencia en el gimnasio pero con el esfuerzo desenfocado en una mala dirección, un entrenador personal ayuda a organizar ese entrenamiento para que sea más efectivo. Quizás, por muy buena que sea, tú no necesites hacer elíptica sino spinning, o la clase colectiva con la que combinar tus entrenamientos no debería ser zumba sino Body combat. Tu entrenador diseñará el plan específico para ti y reducirá el tiempo que tardes en conseguir tus objetivos por la mitad.
Para los expertos en fitness dedicados en cuerpo y alma a la musculación, un entrenador personal le ayudará a poner límites a su entrenamiento para que nunca deje de ser saludable… Sin perder eficacia. La salud del deportista es siempre lo primero y los efectos de la sobrecarga pueden tirar por tierra meses de trabajo. ¡Déjate acompañar por un experto!
Además, la cualidad estrella de un entrenador personal es su capacidad para motivar a cualquiera. Sabes que está allí, esperándote, así que cogerás la mochila y tirarás para el gimnasio porque hay una persona que confía y cree en ti más que tu mismo: juntos, el camino se hace mejor.