FISIOTERAPIA EN LA ARTROSIS

La artrosis es una patología reumática. En ella, el cartílago articular se reduce por diversos motivos, surgiendo una serie de síntomas como el dolor o la limitación de la amplitud articular, por lo que la funcionalidad se ve reducida.

La persona que padece artrosis ve afectada su movilidad y calidad de vida, que se deteriora enormemente. El sobrepeso, la edad avanzada y la propia genética del paciente son las causas más comunes. Si nuestros genes son más proclives, el problema es más complejo, sobre todo si se tiene una edad avanzada y sobrepeso.

En algunos aspectos, como la herencia genética, es difícil actuar. Pero sí se puede proceder ante el envejecimiento prematuro por falta de actividad física o sobrepeso. Son necesarios unos buenos cuidados nutricionales con el fin de limitar que esta patología siga siendo cada vez más común.

A veces, nos encontramos con pacientes jóvenes que practican mucho deporte. Someten a tal esfuerzo sus estructuras articulares que hacen que estas envejezcan por sobrecarga extrema. Es importante que, si surgen los primeros síntomas de dolor articular, tengamos a mano un médico especialista para que nos diagnostique cuanto antes y un fisioterapeuta nos pueda ayudar para impedir que se agrave el proceso.

Fisioterapia de la artrosis

El fisioterapeuta es el encargado de realizar terapias físicas que ayudarán a que mejore tu funcionalidad y disminuya el dolor. Cada paciente es diferente y el tratamiento personalizado va orientado a los síntomas que generan más dolor y preocupación. También se encargan de limitar el alcance en la evolución de la patología. Por ello, el objetivo final es  limitar el progreso y disminuir la sintomatología. 

Tratamiento

• El calor seco, mediante infrarrojos, manta eléctrica o saco de semillas, suele aliviar bastante los síntomas, aunque una de las técnicas más eficaces es la Diatermia Capacitiva.
• El programa de ejercicios terapéuticos, establecidos atendiendo a las necesidades de cada paciente, se orienta al desarrollo de su fuerza y a mejorar su amplitud articular. Estos ejercicios son un componente estupendo para obtener una gran pérdida de peso, puesto que aumentan el gasto energético al mismo tiempo que consiguen fortalecer la musculatura.
• Valoración de la actividad deportiva como la natación, el ejercicio en el agua, la bicicleta o el hecho de caminar.
• Terapia manual en los casos que sea preciso relajar de modo intenso la musculatura. Así se mejora la movilidad y se disminuye el dolor.